Diumenge, 27 d'abril
Paul Auster, vente a Ikea
EMPAR MOLINER
El gran Isaac Asimov padecía claustrofilia o afición a los lugares cerrados. En sus Memorias, publicadas por Ediciones B, explica cómo lo descubrió: "Miraba los escaparates en general y me interesaban en particular las exposiciones de muebles. Algunas tiendas exponían modelos de dormitorios y salas de estar y mostraban los muebles perfectamente colocados. Encontraba estas habitaciones terriblemente atractivas, cálidas y acogedoras. Me gustaban más que las habitaciones corrientes de mi casa o las de mis amigos. Pero ¿por qué? (...). Un día, estudiando una de esas habitaciones piloto que me producían el deseo habitual de vivir en ellas, por fin me di cuenta de la diferencia. La habitación piloto no tenía ventanas, su iluminación era una acogedora y cálida luz artificial. No había invasión violenta de la luz del sol".
Algunos de nosotros, como Asimov, también preferiríamos vivir en una exposición antes que en nuestras casas. Así que el día que inauguran el nuevo Ikea de L'Hospitalet somos de los primeros en entrar porque queremos ser de los primeros en probar el mobiliario. Y en especial las cocinas. Los de Ikea siempre han sido unos maestros a la hora de colocar detalles de atrezzo en sus cocinas para crear la sensación de realismo. Paso de largo por el modelo Gruntal, donde los dueños están preparando crema de zanahorias al cava (receta fácil, leo, de 149 calorías), y decido quedarme en la Ärlig. Sentada en un taburete, saco el bocadillo y empiezo a desayunar mientras echo un vistazo al periódico que hay en la mesa. Estamos a 4 de abril. Después de leer, con preocupación, que las tropas estadounidenses han decidido iniciar el ataque a Bagdad asaltando el aeropuerto, estudio las costumbres de los propietarios de la cocina. Son catalanohablantes. Por lo menos, usan el catalán para escribir los recados en la pizarra. "Aquesta setmana: Portar a la María al metge, dimecres, 2.00. Festa dels nens, dissabte, 4.00. Trucar Sophie per convidar-la a sopar diumenge". Sophie, la que vendrá a cenar, vendrá sola. De lo contrario, la persona que ha escrito la nota en la pizarra lo habría escrito también. Una persona que deja claro que la fiesta de los niños es a las cuatro horas y cero minutos no se olvida del nombre del acompañante de Sophie. Pero la invita el domingo por la noche. Van comprendiendo, ¿verdad? Es un día difícil para trasnochar porque el lunes se madruga. Y el propietario de esta cocina no está en el paro. Gana dinero. Es evidente que Sophie se quedará a dormir. Así pues, Sophie, que seguramente es sueca, tiene un rollo con el que ha escrito la nota. Sabemos también que el dueño de la cocina (y rollo de Sophie) tiene que llevar a María al médico. María es una niña pequeña, porque en uno de los estantes hay un contenedor de plástico con juguetes en el que pone su nombre. O sea: el rollo de Sophie es el padre de María. Pero ¿por qué ha apuntado "María" con acento, si en catalán no se acentúa? Es raro que alguien se equivoque con el nombre de una hija. Estoy por escribir una carta al director para quejarme de las consecuencias de la política de inmersión lingüística, cuando me freno. ¡Claro! María debe de ser una hija adoptada. Por eso no le han cambiado el nombre. Un detalle me confirma que estoy en lo cierto: en la cocina hay un ordenador portátil. Como es lógico, el padre de María ya está escribiendo el libro sobre la experiencia de adoptar. Debe de ser algún tertuliano o presentador de la tele. Sí, sí, seguro que pronto sacará al mercado La declaración trimestral vista por un padre adoptivo.
Después del bocadillo en la cocina Ärlig, me apetece un café. Y por suerte, siempre que voy a Ikea me llevo el termo. Me lo tomo en la cocina Plug, donde estamos a 17 de febrero. En el periódico deportivo Sport Bladet de ese día -me lo encuentro allí encima- leo que el boxeador sueco Paolo Roberto se ha enfrentado al americano Wayne Martell. Los dueños de la cocina se llaman Ana y Luis, y llevan tres años de relación. Lo sé porque guardan facturas del año 2000, 2001 y 2002 en archivadores de Ikea. Ana ha escrito en una pizarrita Velleda: "Tienes e-mails del trabajo, te quiero, Ana". Qué confianza. Usan el mismo correo electrónico. Pero también hay una nota de Luis: "Por favor, manda la carta mañana sin falta, besos". Se quieren, pero están muy ocupados. Es triste que una pareja se comunique sólo a través de las notas. Con la historia de Ana y Luis, los de La Oreja de Van Gogh harían una canción preciosa, en la que rimarían "Ana" con "soledad mundana" y "Luis" con "ya no nos queda París". Supongo que el cartón de leche desnatada que hay fuera de la nevera se lo ha dejado ella. Es olvidadiza, por eso Luis le ha puesto la carta a la vista, sujeta a la pizarra con un imán de Ikea, y le encarece que la mande mañana sin falta. Es para un tal Antonio Carreño López, que vive en la calle de San Agustín, 27, en una población que no identifico por culpa de la mala letra. Mientras me tomo el café, saco el móvil y llamo a información. Pregunto si en L'Hospitalet vive algún Antonio Carreño López. Me dicen que sí y me dan su teléfono. Llamo. Se pone una mujer que dice: "¿Quién?". Pregunto por Antonio Carreño López. "Sí", contesta la señora. Ahora le diré que soy Ana, la de Luis.
(EL PAIS / 26-4-03/ Catalunya)
cromets 6:22 a. m.Paul Auster, vente a Ikea
EMPAR MOLINER
El gran Isaac Asimov padecía claustrofilia o afición a los lugares cerrados. En sus Memorias, publicadas por Ediciones B, explica cómo lo descubrió: "Miraba los escaparates en general y me interesaban en particular las exposiciones de muebles. Algunas tiendas exponían modelos de dormitorios y salas de estar y mostraban los muebles perfectamente colocados. Encontraba estas habitaciones terriblemente atractivas, cálidas y acogedoras. Me gustaban más que las habitaciones corrientes de mi casa o las de mis amigos. Pero ¿por qué? (...). Un día, estudiando una de esas habitaciones piloto que me producían el deseo habitual de vivir en ellas, por fin me di cuenta de la diferencia. La habitación piloto no tenía ventanas, su iluminación era una acogedora y cálida luz artificial. No había invasión violenta de la luz del sol".Algunos de nosotros, como Asimov, también preferiríamos vivir en una exposición antes que en nuestras casas. Así que el día que inauguran el nuevo Ikea de L'Hospitalet somos de los primeros en entrar porque queremos ser de los primeros en probar el mobiliario. Y en especial las cocinas. Los de Ikea siempre han sido unos maestros a la hora de colocar detalles de atrezzo en sus cocinas para crear la sensación de realismo. Paso de largo por el modelo Gruntal, donde los dueños están preparando crema de zanahorias al cava (receta fácil, leo, de 149 calorías), y decido quedarme en la Ärlig. Sentada en un taburete, saco el bocadillo y empiezo a desayunar mientras echo un vistazo al periódico que hay en la mesa. Estamos a 4 de abril. Después de leer, con preocupación, que las tropas estadounidenses han decidido iniciar el ataque a Bagdad asaltando el aeropuerto, estudio las costumbres de los propietarios de la cocina. Son catalanohablantes. Por lo menos, usan el catalán para escribir los recados en la pizarra. "Aquesta setmana: Portar a la María al metge, dimecres, 2.00. Festa dels nens, dissabte, 4.00. Trucar Sophie per convidar-la a sopar diumenge". Sophie, la que vendrá a cenar, vendrá sola. De lo contrario, la persona que ha escrito la nota en la pizarra lo habría escrito también. Una persona que deja claro que la fiesta de los niños es a las cuatro horas y cero minutos no se olvida del nombre del acompañante de Sophie. Pero la invita el domingo por la noche. Van comprendiendo, ¿verdad? Es un día difícil para trasnochar porque el lunes se madruga. Y el propietario de esta cocina no está en el paro. Gana dinero. Es evidente que Sophie se quedará a dormir. Así pues, Sophie, que seguramente es sueca, tiene un rollo con el que ha escrito la nota. Sabemos también que el dueño de la cocina (y rollo de Sophie) tiene que llevar a María al médico. María es una niña pequeña, porque en uno de los estantes hay un contenedor de plástico con juguetes en el que pone su nombre. O sea: el rollo de Sophie es el padre de María. Pero ¿por qué ha apuntado "María" con acento, si en catalán no se acentúa? Es raro que alguien se equivoque con el nombre de una hija. Estoy por escribir una carta al director para quejarme de las consecuencias de la política de inmersión lingüística, cuando me freno. ¡Claro! María debe de ser una hija adoptada. Por eso no le han cambiado el nombre. Un detalle me confirma que estoy en lo cierto: en la cocina hay un ordenador portátil. Como es lógico, el padre de María ya está escribiendo el libro sobre la experiencia de adoptar. Debe de ser algún tertuliano o presentador de la tele. Sí, sí, seguro que pronto sacará al mercado La declaración trimestral vista por un padre adoptivo.
Después del bocadillo en la cocina Ärlig, me apetece un café. Y por suerte, siempre que voy a Ikea me llevo el termo. Me lo tomo en la cocina Plug, donde estamos a 17 de febrero. En el periódico deportivo Sport Bladet de ese día -me lo encuentro allí encima- leo que el boxeador sueco Paolo Roberto se ha enfrentado al americano Wayne Martell. Los dueños de la cocina se llaman Ana y Luis, y llevan tres años de relación. Lo sé porque guardan facturas del año 2000, 2001 y 2002 en archivadores de Ikea. Ana ha escrito en una pizarrita Velleda: "Tienes e-mails del trabajo, te quiero, Ana". Qué confianza. Usan el mismo correo electrónico. Pero también hay una nota de Luis: "Por favor, manda la carta mañana sin falta, besos". Se quieren, pero están muy ocupados. Es triste que una pareja se comunique sólo a través de las notas. Con la historia de Ana y Luis, los de La Oreja de Van Gogh harían una canción preciosa, en la que rimarían "Ana" con "soledad mundana" y "Luis" con "ya no nos queda París". Supongo que el cartón de leche desnatada que hay fuera de la nevera se lo ha dejado ella. Es olvidadiza, por eso Luis le ha puesto la carta a la vista, sujeta a la pizarra con un imán de Ikea, y le encarece que la mande mañana sin falta. Es para un tal Antonio Carreño López, que vive en la calle de San Agustín, 27, en una población que no identifico por culpa de la mala letra. Mientras me tomo el café, saco el móvil y llamo a información. Pregunto si en L'Hospitalet vive algún Antonio Carreño López. Me dicen que sí y me dan su teléfono. Llamo. Se pone una mujer que dice: "¿Quién?". Pregunto por Antonio Carreño López. "Sí", contesta la señora. Ahora le diré que soy Ana, la de Luis.
(EL PAIS / 26-4-03/ Catalunya)
Dissabte, 19 d'abril
I Jesús entra a Jerusalem en moto
Josep Pernau
Han estat dies d'escenificacions sacres a tot l'orbe cristià i la més original de totes --per aquest motiu mereixerà ser recordada--, ha estat la representació de l'entrada triomfal de Jesús a Jerusalem que es va fer a la ciutat colombiana de Cartagena de Indias, que no es va escenificar enfilat en un ase, com expliquen els llibres sagrats, sinó a dalt d'una moto. Vet aquí una adaptació als temps moderns del primer capítol del drama sacre, que amb tant fervor s'ha rememorat aquests dies.
¿Què havia de fer el pobre rector de l'església de Santa María Goretti, si uns desaprensius --més ben dit, uns malànimes-- havien robat el burro amb què el figurant que havia de fer el paper de Crist havia de ser acollit amb alegria pel poble? La feligresia estava impacient, portadora de palmes, amb què victorejaria l'enviat de Déu a la Terra, que ja lluïa la túnica amb què més o menys recordava la figura que tots hem vist representada a les estampes.
El reverend Aristóbulo Duque tenia entre mans uns situació molt compromesa, però Déu sempre empara els que tenen fe i, com un miracle de la divinitat, per allà va aparèixer un motorista, que cristianament va ser convidat a cedir la muntura mecànica, donada la cristiana utilització que se li pensava donar. Era un salt de gairebé dos mil.lennis, perquè no hi ha dubte que si avui Crist tornés a la Terra es desplaçaria en moto als llocs de predicació, però no en una Harley Davidson, que és marca de motards arrogants, sinó en un humil ciclomotor.
Però la història no s'acaba aquí, perquè un guàrdia de circulació va intentar posar una multa a Jesús perquè no es protegia el cap amb el casc reglamentari. Segur que era el dimoni, disfressat de policia de trànsit
(El periódico)
cromets 4:58 p. m.I Jesús entra a Jerusalem en moto
Josep Pernau
Han estat dies d'escenificacions sacres a tot l'orbe cristià i la més original de totes --per aquest motiu mereixerà ser recordada--, ha estat la representació de l'entrada triomfal de Jesús a Jerusalem que es va fer a la ciutat colombiana de Cartagena de Indias, que no es va escenificar enfilat en un ase, com expliquen els llibres sagrats, sinó a dalt d'una moto. Vet aquí una adaptació als temps moderns del primer capítol del drama sacre, que amb tant fervor s'ha rememorat aquests dies.
¿Què havia de fer el pobre rector de l'església de Santa María Goretti, si uns desaprensius --més ben dit, uns malànimes-- havien robat el burro amb què el figurant que havia de fer el paper de Crist havia de ser acollit amb alegria pel poble? La feligresia estava impacient, portadora de palmes, amb què victorejaria l'enviat de Déu a la Terra, que ja lluïa la túnica amb què més o menys recordava la figura que tots hem vist representada a les estampes.
El reverend Aristóbulo Duque tenia entre mans uns situació molt compromesa, però Déu sempre empara els que tenen fe i, com un miracle de la divinitat, per allà va aparèixer un motorista, que cristianament va ser convidat a cedir la muntura mecànica, donada la cristiana utilització que se li pensava donar. Era un salt de gairebé dos mil.lennis, perquè no hi ha dubte que si avui Crist tornés a la Terra es desplaçaria en moto als llocs de predicació, però no en una Harley Davidson, que és marca de motards arrogants, sinó en un humil ciclomotor.
Però la història no s'acaba aquí, perquè un guàrdia de circulació va intentar posar una multa a Jesús perquè no es protegia el cap amb el casc reglamentari. Segur que era el dimoni, disfressat de policia de trànsit
(El periódico)
Dijous, 4 d'abril
Millor que no m'ho expliquis és el títol del darrer llibre d'Imma Monsó. Es tracta de 6 relats breus, publicats per La Magrana, que presenten diferents maneres de superar la manca de comunicació que ja forma part de les nostres vides. Amb una estil que barreja el distanciament, la ironia, l'humor i la malenconia, ens introduïrem en les vides d'homes i dones, que, en intentar explicar-se, ens explicaran també a nosaltres.
"Aquesta ciutat no va ni en filtre", havia dit un dia. I havia començat a sospitar que els filtres no eren suficients, que necesitava fer obres de més abast, obres internes com les que la Mod havia fet el dia que havia obert una porta i s'hi havia ficat dins ella. Hi ha gent que t'obre portes o finestres, gent que et fa escales i passadissos, i gent que només et posa un gerro o un cendrer..." (fragment del conte "els ignorants")
Tocada per la gràcia
Estanislau Vidal-Folch ( El periódico/llibres 28-3-03)
La carrera literària d'Imma Monsó (Lleida, 1959) és una de les més suggestives de la narrativa catalana dels darrers anys: estimula el pensament. Des dels seus primers contes i des de la seva primera novel- la, Monsó ha jugat sempre amb l'interior de les persones i del món verbal que hi ha associat, la matèria de la psicoanàlisi i de la filosofia del llenguatge, però amb un gust per la paradoxa i un humor força juganer.
Ara ens presenta Millor que no m'ho expliquis, un llibre de contes (de l'últim dels quals n'extreu el títol) en què descriu tant les relacions entre parelles que han d'afrontar la vida quotidiana a cop d'organitzar-se el temps i compartir l'espai, com les relacions entre amigues que tenen alguna cosa en comú però que tenen molt més que, sense semblar-ho, les separa: la posició que ocupen, els tarannàs discordants, certes nocions. Aquests sis relats del llibre tracten també la malaltia, cosa que ja ha fet en altres textos, però ara des d'un punt de vista estètic, com a fenomen en si mateix i, a més a més, això també xoca, com a oportunitat.
Monsó segueix un procediment analític amb derives delirants. Sol introduir almenys un factor excèntric en cada narració que revela una gran autenticitat i intimitat d'un o més personatges, bé que posat dins una lògica de recuperació enraonada de l'extravagància. Igualment, conrea la contraposició d'allò previsible amb l'imprevisible, la rutina i la intempestivitat. Són combinacions que obren diversos punts de fuga.
Dels sis contes d'aquest nou recull, n'hi ha cinc que tenen tot el que han de tenir; una molt alta proporció. Em va bé el conte número u --La contrasenya--, amb la referència al poeta alemany del segle XIX Heinrich Wilhelm von Kleist (escriptor on el món verbal pesa) per parlar de la gràcia. Diria que la millor literatura de Monsó està tocada precisament per la gràcia. Tocada pels actes purs d'absoluta voluntat, de llibertat, desproveïts de la pesantor de la consciència, que apareix després, per dotar-los de profunditat.
Em va bé, igualment, el tercer conte (El pes inert d'un mort), en el qual l'assumpte, la sorpresa o la falta de sorpresa en les relacions humanes, afecta tant les persones com el suspens narratiu mateix, la tècnica, la qual es converteix també en objecte de la narració. I així fins a cinc. En canvi, el conte sobre Lleida (Els ignorants) és d'un grau d'abstracció massa alt, per mi necessitat de desenvolupament narratiu; li passa com a la seva tercera novel.la Tot un caràcter, la seva obra anterior... Tant hi fa, això. Millor que no m'ho expliquis és un conjunt de contes extraordinari. I això s'ha d'explicar.
cromets 9:05 a. m.Millor que no m'ho expliquis és el títol del darrer llibre d'Imma Monsó. Es tracta de 6 relats breus, publicats per La Magrana, que presenten diferents maneres de superar la manca de comunicació que ja forma part de les nostres vides. Amb una estil que barreja el distanciament, la ironia, l'humor i la malenconia, ens introduïrem en les vides d'homes i dones, que, en intentar explicar-se, ens explicaran també a nosaltres.
"Aquesta ciutat no va ni en filtre", havia dit un dia. I havia començat a sospitar que els filtres no eren suficients, que necesitava fer obres de més abast, obres internes com les que la Mod havia fet el dia que havia obert una porta i s'hi havia ficat dins ella. Hi ha gent que t'obre portes o finestres, gent que et fa escales i passadissos, i gent que només et posa un gerro o un cendrer..." (fragment del conte "els ignorants")
Tocada per la gràcia
Estanislau Vidal-Folch ( El periódico/llibres 28-3-03)
La carrera literària d'Imma Monsó (Lleida, 1959) és una de les més suggestives de la narrativa catalana dels darrers anys: estimula el pensament. Des dels seus primers contes i des de la seva primera novel- la, Monsó ha jugat sempre amb l'interior de les persones i del món verbal que hi ha associat, la matèria de la psicoanàlisi i de la filosofia del llenguatge, però amb un gust per la paradoxa i un humor força juganer.
Ara ens presenta Millor que no m'ho expliquis, un llibre de contes (de l'últim dels quals n'extreu el títol) en què descriu tant les relacions entre parelles que han d'afrontar la vida quotidiana a cop d'organitzar-se el temps i compartir l'espai, com les relacions entre amigues que tenen alguna cosa en comú però que tenen molt més que, sense semblar-ho, les separa: la posició que ocupen, els tarannàs discordants, certes nocions. Aquests sis relats del llibre tracten també la malaltia, cosa que ja ha fet en altres textos, però ara des d'un punt de vista estètic, com a fenomen en si mateix i, a més a més, això també xoca, com a oportunitat.
Monsó segueix un procediment analític amb derives delirants. Sol introduir almenys un factor excèntric en cada narració que revela una gran autenticitat i intimitat d'un o més personatges, bé que posat dins una lògica de recuperació enraonada de l'extravagància. Igualment, conrea la contraposició d'allò previsible amb l'imprevisible, la rutina i la intempestivitat. Són combinacions que obren diversos punts de fuga.
Dels sis contes d'aquest nou recull, n'hi ha cinc que tenen tot el que han de tenir; una molt alta proporció. Em va bé el conte número u --La contrasenya--, amb la referència al poeta alemany del segle XIX Heinrich Wilhelm von Kleist (escriptor on el món verbal pesa) per parlar de la gràcia. Diria que la millor literatura de Monsó està tocada precisament per la gràcia. Tocada pels actes purs d'absoluta voluntat, de llibertat, desproveïts de la pesantor de la consciència, que apareix després, per dotar-los de profunditat.
Em va bé, igualment, el tercer conte (El pes inert d'un mort), en el qual l'assumpte, la sorpresa o la falta de sorpresa en les relacions humanes, afecta tant les persones com el suspens narratiu mateix, la tècnica, la qual es converteix també en objecte de la narració. I així fins a cinc. En canvi, el conte sobre Lleida (Els ignorants) és d'un grau d'abstracció massa alt, per mi necessitat de desenvolupament narratiu; li passa com a la seva tercera novel.la Tot un caràcter, la seva obra anterior... Tant hi fa, això. Millor que no m'ho expliquis és un conjunt de contes extraordinari. I això s'ha d'explicar.